MARÍA, SINGULAR VISIÓN
¡María!
Virgen Madre,
dolorosa efigie del sufrimiento
y luz de gracia incomparable.
En Tu día de gloria
haz donado la esencia del Padre,
en Él creaste el renovado espíritu a la humanidad.
Trae de vuelta el hombre a la observancia
y a la Luz del día
que dió el nacimiento a Jesús.
Te rogamos, en el Eremo de la gloria.
¡Madre, Bendícenos! ¡Alabanza!